José Juan Tablada José Juan Tablada (Reverso)

 

FICHA CATALOGRÁFICA
 

67. Serie de nueve retratos y caricaturas de JJT (varios autores).

8) José Juan Tablada.
[E. García] Cabral.
1945.
Recorte sobre cartulina.
3 x 4 7/8"
[Al reverso ms. a tinta: "José Juan Tablada por Cabral 1945". Corresponde a Obras IV, pp. 200-201, que al pie dice: "Tablada por Audiffred".]
 
 

NOTA
 

En la edición del Diario (Obras IV), se acredita la autoría de esta imagen a Andrés Audiffred; sin embargo, en el acervo del Archivo José Juan Tablada encontramos que en el reverso de la imagen se lee una escritura autógrafa que atribuye la caricatura a Cabral. José Juan Tablada, en gran medida por su labor de difusión cultural, mantuvo una relación amistosa con Ernesto, el Chango, García Cabral (1890-1968). Seguramente lo conoció en persona mucho antes de abandonar el país, después de la caída de Victoriano Huerta, pues en una de sus crónicas,"Caricature that Stings", comenta que "el talentoso Cabral" debutó en Multicolor, publicación "hoy considerada por muchos como un factor importante en la animadversión desarrollada contra el presidente Madero" (Shadowland, abril de 1923, en Obras VI, trad. Adriana Sandoval, pp. 306-310). La crónica describe el trabajo de varios artistas plásticos mexicanos del momento, entre los cuales se encuentran José Clemente Orozco, Juan Olaguíbel, Luis Hidalgo, Miguel Covarrubias y Antonio Salazar. Tablada compara el trabajo de Orozco con el de Cabral oponiéndolos. Si Cabral es el "caricaturista más popular", esto no es "significativo" cuando se consideran las "impresionantes creaciones individuales de José Clemente Orozco, cuyas obras traicionan [sic] un profundo sentimiento de tristeza encerrada en los seres humanos, y quien tiene un alto desdén por la mera habilidad del dibujante". Para Tablada, Orozco es un pintor más completo que sabe trabajar "con lápiz, pluma, tinta, acuarelas u óleos". Admirado por los intelectuales, sus caricaturas tienen una fuerza que más que exhibir una técnica comunican un sentimiento triste y poético, difícil de evadir, y que obliga a pensar. En cambio, Cabral es popular con la muchedumbre, pues hace reír y eso le gusta a la gente. Tablada describe su obra así:

Cabral es, sobre todo, un diseñador. La estructura aparente de un cuerpo, sin importar la forma en la que se dé, le resulta conocida y fácil de retratar. No insiste en las sombras o en el claroscuro; le basta la línea, y construye, sólo con líneas, en una sucesión de planos, como un escritor, y logra sugerir el volumen mediante todos los convencionalismos del dibujo. Al ver las caricaturas de Cabral, uno exclama involuntariamente: "¡Qué fácil y espontáneamente dibuja!"
    Ciertamente, esto es verdad. También es cierto que Cabral puede distinguir rápidamente y disociar con astucia cualquier característica del cuerpo humano y, a través del énfasis, lograr un efecto grotesco y de caricatura, llevado siempre a la crueldad de hacer repulsiva a la víctima de su atención. Pero todas las características del arte de Cabral no van más allá del aspecto físico de sus modelos. Su lápiz y su pluma nunca han tocado, ni siquiera rozado, el alma que se encuentra dentro [p. 308].
Varios de los rasgos anteriores se pueden identificar en esta caricatura y en otra que se encuentra en este Archivo. Más adelante, Tablada describe la crueldad de Cabral como aquélla heredada y "sublimada" de un sacerdote sacrificador azteca que satisface en alguna medida nuestras necesidades sádicas. Tal vez esta calificación pueda aplicarse a las dos caricaturas mencionadas mas no al retrato que también se incluye en este Archivo.
    Tablada remata la comparación señalando que mientras las caricaturas de Cabral son individuales y más bien frívolas, las de Orozco son sociales y trascendentes. Finaliza su exaltación de Orozco estableciendo paralelos con Honoré Daumier, Constantin Guys y Toulouse-Lautrec. Esta última comparación, junto con la etiqueta de "Goya mexicano", según destaca Adriana Sandoval en su "Prólogo" a Obras VI, no era del agrado de Orozco, personalidad huraña que llegó a enemistarse con Tablada porque, entre otras cosas, le irritaba su actitud de propietario y descubridor de talentos artísticos mexicanos.
     La comparación que Tablada establece entre Orozco y Cabral se ve compensada por la mención de que en torno a este último "gira un enjambre de jóvenes talentos, entre quienes destacan Olaguíbel, Covarrubias, Hidalgo y Salazar". Tablada describe su trabajo aunque con mucho menos detalle. En el caso de Covarrubias, menciona una caricatura en que éste retrata a Tablada como Buda.
     En 1932, Tablada publicó una crónica en la que cuenta una anécdota acerca de la invitación que, por intermedio suyo, un gran rotativo neoyorquino, The Tribune, le hacía a Cabral (El Universal, 11 de septiembre de 1932). En ella, recrea de manera chusca la personalidad del caricaturista. En otras de sus crónicas, Tablada menciona a Cabral como parte de la pléyade de artistas plásticos de éxito, aunque ya no describe los rasgos de su trabajo. El 17 de octubre de 1936, en Excélsior, da noticia de la segunda edición en español del Rubaiyat de Omar Khayyam, traducido por Eduardo Hay, dando el antecedente de la que realizó Pepe Castellot, prologada por Tablada y publicada en Nueva York. La edición de Hay es una edición cuidada de "500 ejemplares numerados y sellados" por el traductor e ilustrada con "diez dibujos a pluma de García Cabral y dos acuarelas de Roberto Montenegro".
 
 

RMS/AEHM