Pepe Castellot

 

FICHA CATALOGRÁFICA
 

Carpeta I. Carpeta clip-o-log, 32 folios de papel marquilla con obra plástica de JJT.
9 3/8 x 11"
Descripción por folio.

27) Pepe Castellot.
Lápiz de color y pluma sobre papel bond.
8 1/2 x 11"
[Adherido. Ext. inf. izq. ms. a lápiz: "Pepe Castellot" y con tinta "Abril 17/16 New York", y firma de JJT.]
 
 

NOTA
 

José Castellot Batalla (Campeche, 1956-México, D.F., 1938) fue empresario, diputado federal en varias legislaturas, senador (1898) y gobernador de Campeche (1902).
    Tablada hizo alusión a este personaje en varias ocasiones, por la traducción que Castellot realizó del libro Rubaiyat de Omar Khayyam. Para esta edición en español, publicada en Nueva York, en 1918, Tablada escribió un prólogo que se reprodujo en Revista de Revistas. En dicho prólogo, el cronista anotó: "La literatura española atesora desde hoy la atinada y meritísima versión castellana que del Rubaiyat de Omar Khayyam, el poeta astrónomo de Persia, acaba de hacer José Castellot" ("Omar Khayyam en el idioma de Cervantes", Revista de Revistas, 7 de abril de 1918, en Obras V, pp. 286-289).
    Posteriormente, Tablada volvió a ocuparse de Castellot con motivo del fallecimiento del poeta Amado Nervo:

Entiendo que fue José Castellot, el amable y venerable viejo traductor del Rubaiyat de Omar Khayyam, prócer entonces de las finanzas, prócer en la inteligencia y en la generosidad, quien puso fin a las tribulaciones de Nervo, dándole un puesto en una institución financiera. Casi al mismo tiempo, Jesús Valenzuela (otro gran corazón semejante al de Castellot o al de Jesús Luján, amigo de Nervo, de nuestros corazones, que ya no se fabrican para la humanidad), asoció a Nervo en la Revista Moderna ["Amado Nervo", en El Diario Nacional, Bogotá, 2 de junio de 1919].
Establecido Tablada en Nueva York (a partir de 1921) se encontró en varias ocasiones con José Castellot, según lo fue registrando en su Diario: "Pepe Castellot vino a cenar con nosotros" (29 de mayo de 1921); "Cenó con nosotros Pepe Castellot, pastel trufado" (15 de diciembre de 1921); "Comimos en Central Park. Pasamos la velada en casa de Pepe Castellot" (1º de enero de 1922); "A Pepe Castellot: 20.00 dls" (3 de marzo de 1922); "Pinté para Pepe Castellot una gran acuarela de la visión de Adela Puig. Es todo un sistema cósmico donde el núcleo o Principio es un corazón irradiando amor, ligado por la paloma de Paracleto con el Espíritu Solar encarnado en Cristo..." (14 de abril de 1922). En una lista que elaboró Tablada para anunciar sus artículos en la publicación International Studio, incluía a José Castellot y a José Castellot Jr. entre otros amigos (11 de junio de 1922).
    Según las anotaciones del Diario, la amistad entre el cronista y Castellot se fue estrechando más:
Pepe Castellot vino a lunchar con nosotros: hongos a la mexicana (con epazote); vol-au-vents; perdiz trufada; Petit Gruyère; vino Sauterne Mouquin. Me enseñó su play para el cine; me contó de sus mensajes espíritas y me hizo que le leyera mis recientes poesías. Estuvo contentísimo y al irse me dijo:
    –¡Días como éste son oasis en Nueva York!
    (Protección que le impartió a Nervo) (Anécdota sobre Justo Sierra, que le llamaba, por ser de Campeche: Tiburón, Cazón, pero que no le dio útiles para escuelas nocturnas (siendo Ministro de Instrucción), por no disgustar a Carmelita, la esposa de D. Porfirio, pues Pepe Castellot era masón...(!) Me refirió también anécdotas sobre Madero, todo con esa sabrosa manera de charlar que es uno de los dones del Gran Pepe...) [5 de noviembre de 1922].
En 1923 continuaron los encuentros de Tablada y Castellot en Nueva York: "Vino a visitarme en la mañana Pepe Castellot, tan cordial y tan simpático como siempre" (11 de marzo de 1923); "Vino en la mañana Pepe Castellot. Conversación teosófica. Le dije que durante mi viaje a México y ahora después siento al Maestro junto a mí" (15 de marzo de 1923); "Pepe Castellot, que se mudó a la 181 y Broadway, me anima a que me mude por allá y con él vamos a buscar casa. Veo varios apartamentos. La verdad es que los dueños de esta casa me tienen fastidiado con su economía de carbón, la casa helada, los ruidos de sus chicos, etc." (14 de abril de 1923); "Pepe Castellot vino a almorzar con nosotros: volovanes de cazón, papas en pipián y chongos zamoranos" (15 de abril de 1923); "A Pepe Castellot: Esto de vivir como por mientras esperando algo, vago, aun en los momentos en que parece establecerse un equilibrio entre los deseos y sus satisfacciones. Esperando algo que no sabe uno qué es..." (19 de abril de 1923); "Vino Pepe Castellot a leerme el discurso que leerá en nuestra fiesta del próximo 5 de mayo en el Waldorf Astoria. Está su discurso muy bien. Tiene una alta y oportuna filosofía teosófica. Me enseñó una 'comunicación' de su padre muy superior a otras que me ha enseñado, referente a la vida de Pepe, antes y ahora, que me impresionó por su naturalidad y buen juicio" (22 de abril de 1923).
    Los encuentros entre Tablada y Castellot siguieron siendo muy frecuentes en un corto lapso, según lo escrito por el primero: "Vino a lunchar conmigo Pepe Castellot: empanadas de cazón, frijoles veracruzanos; Hawaian pineapple. [...] En la tarde Pepe Castellot fue a casa para traer 'mensajes' que me leyó, sumamente interesantes. Hay que descartar la idea de un engaño; todo pasa en un círculo íntimo; los mediums no son capaces de forjar lo que he escuchado..." (29 de abril de 1923); "Pepe Castellot vino a visitarme por la mañana. Me cuenta el gran éxito de su discurso en la fiesta mexicana de anoche y me da la buena nueva de que González de Mendoza está en Nueva York" (6 de mayo de 1923).
    Días después Tablada escribía:
Almorzamos R. Casas Alatriste, Pepe Castellot y yo en un restaurant de la 59, donde va Firpo (!) y donde la baratura del lunch, hace exclamar a cada momento a Pepe radiante:
    –¿Les gusta? Bueno ¡pues todo nos lo dan por 50 centavos y todavía falta!
    Lo extraño es que después de su vida de gran señor y de su opulencia pasada, Pepe pueda aún sentir esas alegrías de colegial. Es un don providencial y envidiable que yo poseo también pero nunca a tal grado... [19 de  mayo de 1923].
Tablada se refirió a Castellot años después, cuando, al parecer, éste ya no estaba en Nueva York, pues el cronista anotó en su Diario noticias de su correspondencia: "Escribir a [...] Pepe Castellot" (5 de junio de 1926); "Escribí: Felipe Mier; Pepe Castellot; Pepe D. Frías..." (9 de junio de 1926); "... carta a Pepe Castellot y Chabela mi sobrina" (22 de junio de 1926). (Todos los fragmentos anteriores fueron tomados de Obras IV.)
    La traducción del Rubaiyat de Castellot también fue tema de una crónica fechada en Nueva York (El Universal, 30 de septiembre de 1934). En ella, Tablada defiende tanto la traducción misma y su carácter pionero, como la justeza y exactitud de su prólogo, de los ataques de Agustín Aragón Leyva, publicados en un número de El Libro y el Pueblo. Cuando Tablada regresó a México, en 1936, volvió a mencionar a Castellot por el Rubaiyat de Omar Khayyam, en su columna "México de día y de noche" (Excélsior, 17 de octubre de 1936). Comenta la segunda edición de la versión de esta famosa obra realizada por su amigo Eduardo Hay, con diez dibujos a pluma de García Cabral y dos acuarelas de Roberto Montenegro.
    La mención más completa y más importante que Tablada hace de José Castellot es la crónica que le dedica a raíz de su muerte (Excélsior, 13 de abril de 1938). En ella integra las referencias fragmentarias que hizo en su diario a propósito de su espíritu joven, su ingenio, su generosidad, sus virtudes de gran conversador y su afinidad con el poeta en los temas espiritualistas. Sin embargo, lo más interesante, a propósito del dibujo de este Archivo firmado por el poeta, es que la crónica describe al político campechano de una manera muy parecida a como lo hace la imagen:
Hasta en su aspecto físico fue Pepe Castellot extraordinario. Magnificaba su estatura la noble cabeza de amplia frente y profusa barba; testa jupiteriana por majestuosa, por fuerte, semejante a las de los Kerub asirios, minotauros melenudos de barba tubular, y por viril y hermosa a las de los lanceros del rey Darío en el palacio de Persépolis. Esta semejanza pérsica se acentuó en los memorables días neoyorquinos en que Pepe suavizó las ásperas horas del exilio vertiendo al español el famoso Rubaiyat, de Omar Khayyam –el poeta astrónomo de Persia–, que nos cupo en suerte prologar.
La fecha del dibujo confirma que fue realizado precisamente en las mismas fechas en que Castellot tradujo el Rubaiyat. Tablada escribió el prólogo a esta obra en 1916. En la crónica también se sugiere que Castellot fue generoso con Tablada en aquellos días en que el poeta pasaba dificultades económicas.
 
 

PMJ/RMS