Éste es un Beniyé,
un "dibujo rojo", aunque su color sea una delicada armonía de rosa
y verde pálido... Es una de las primeras manifestaciones del grabado
a colores; de la época de lchikava Toyonobu... Y éste, por
fin, amigo mío, es una obra maestra, un surimono de Hishikava
Sori!26
Y el editor tendía
al joven artista, una estampa del tamaño de un jeme, representando
a dos mujeres; una sentada abriendo un cofre, otra de pie cargando una
pieza de tela, estampa que por la delicadeza de sus matices, por su fino
dibujo de líneas capilares, por sus oros como incrustados, y por
sus relieves o gaufrages, no parecía una impresión,
sino la obra paciente y singular de un miniaturista de la India, que hubiera
querido fijar el recuerdo de un sueño desvanecido.
—Cuando hecho ya un pintor,
adoptéis un nombre de pincel, tiraremos vuestra primera obra en
surimono, dijo Yuzaburo a Tokubei, que fascinado, no podía
abandonar la bella estampa...
Mucho había aún
por ver. De los portafolios de brocado y de los cofres de laca, timbrados
con el escudo de Yuzaburo, iban surgiendo más estampas, casi todas
editadas por él.
Surgieron, lánguidas,
abandonadas en indolentes posturas de molicie y de ensueño, exquisitas
de elegancia y de feminidad, en la fluidez de sus íntimas kimonas
o en la rigidez teatral de sus vestidos de aparato, las suaves y turbadoras
mujeres de Utamaro...