de las cosas; a los cien años habré llegado decididamente
a un grado maravilloso y cuando tenga ciento diez años, todo cuanto
haga, ya sea un punto, ya sea una línea, todo estará vivo".
Ingenua profesión de
fe cautivadora, glosada por mí, en lírico apóstrofe
a Hokusai:
..........................................
Cuando ya eras un bodisava
Y logró tu pincel magnífico
Que viviera cuanto trazaba
Una imagen o un jeroglífico!
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Pero qué mejor ejemplo
de esa ideal pincelada "rápida y no interrumpida" que aquel alarde
técnico y magistral del propio Hokusai, en la última página
del Fugaku Hiakkei, "el Fuji-san en tres pinceladas?"
Uno de aquellos grandes maestros,
el que con más amor se consagró al paisaje fue Seshiú.
Los muros de mi biblioteca cerca del plafón y en una extensión
de 22 metros, lucen por friso un bellísimo makimono8
de Seshiú, a tinta de China, en el que un maravilloso panorama extiende
sucesivos paisajes, árboles retorcidos, enormes rocas en saledizo,
bonzerías, puentes, flotillas de juncos al ancla en los esteros,
monasterios fortificados en cumbres montañesas, que es una obra
magistral, de grandeza escénica y técnica sobria y admirable.