MÉXICO DE DÍA Y DE NOCHE
[Tarpón, petróleo, Trotsky.- La revolución traicionada.- El eterno judío.- La voz del muerto]

Tarpón,  petróleo, Trotsky

Las miradas del mundo que antes se fijaban en las aguas de Tampico como teatro deportivo de la emocionante pesca del tarpón -King-silver-fish-  o buscando ávidas los veneros del oro negro, se clavan hoy en el puerto norteño, atisbando la llegada del hombre que aduna al coraje combativo del tarpón, las aciagas y calamitosas potencialidades del petróleo, "legado del diablo..."

    Es difícil concebir a León Trotsky escogiendo a México como una Tebaida  para vivir en paz, al modo de los primeros anacoretas cristianos.

    El moderno Ashaverus está cargado de materias explosivas capaces de estallar al menor golpe y hasta a la más leve fricción.

    Y golpes, fricciones y hasta provocaciones, bien urdidos y premeditados esperan a Trotsky, según los comentarios que aquí provocó el simple anuncio de su llegada. Todo lo cual no contraría al Judío Errante y agente viajero del bolshevismo, sino lo deleita, pues le dará ocasión para realizar la mercancía de que trae atiborrado su zurrón...

La revolución traicionada

    Bajo la axila sudorosa hasta ser deletérea, trae el Judío Errante su última obra, La revolución traicionada,  en la cual concediendo méritos al compadre Stalin,  como la rehabilitación económica del país que bajo los zares era el más atrasado, le hace graves cargos, como el de haber creado una casta burocrática, el 25 por ciento de la población, absorbiendo el 85 por ciento de los ingresos nacionales, estableciendo así una nueva burguesía que, por sus costumbres y manera de pensar, es una clase netamente conservadora y peor aún que la burguesía pre-revolucionaria. De ahí la nueva política exterior acorde con la S. D. L. N., y el celoso mantenimiento del statu quo europeo.

    A juicio de nuestro huésped en agraz, lo anterior constituye infidencias a la primitiva ideología marxista, pero la verdadera y gravísima traición a la Revolución consiste en limitarse a ser nacional en vez de internacional, como lo exige la prístina doctrina oficial.

    Así, pues, el simple hecho de reiterar esas ideas, una vez entre nosotros, significa, así no sea sino implícitamente, el deseo de hacer con México el primer ensayo de bolshevismo internacional...

    ¿Querrá Ashaverus hacer de México su "cochinito", de los mexicanos sus cochinillos de Indias o "cuyos" para inyectarles dinamita y sangre humana...?

El eterno judío

    Pero no es eso lo más grave. El aspecto bolshevique es sólo el mimetismo de circunstancia, la coloración protectiva que disfraza en Trotsky al Eterno Judío.

    Es bien sabido que para dominar al mundo los abrahánidas se polarizan en dos extremos igualmente negativos: el capitalismo o el comunismo. Y para lograr ese fin de megalomanía frenética, están organizados bajo masónicas y herméticas leyes conocidas con el nombre de Protocolos, expedidos a intervalos por los barbudos decanos de las sinagogas y sin otro fin que dominar y exterminar a los gentiles, a los que no son judíos, a los goyim, como ellos nos llaman.

    Un reciente Protocolo, el de 1919, expedido por el Comité Central de la Liga Israelita Internacional, impreso en hebreo en el periódico ruso Prizyv, se halló sobre el cadáver del judío Zunder, comandante bolshevique del II batallón, y en parte dice así:

    "Rusia ha sido conquistada y abatida y yace agonizante y moribunda bajo el tacón de nuestra bota, pero no olvidéis ni un solo instante que debemos estar alerta. El sagrado celo por nuestra salvación no nos permite usar con nadie ni piedad ni misericordia. Al fin nos fue dado contemplar en la miseria, y derramando lágrimas, al pueblo ruso!"

    "Quitándole sus propiedades, su oro, hemos reducido a este pueblo a la condición de esclavos indefensos".

    "Vivid precavidos y silenciosos. No tengamos piedad con nuestros enemigos. Debemos suprimir a los mejores elementos y directores del pueblo ruso para que no tenga líderes. Debemos quitarles toda posibilidad de resistir a nuestro poder. Debemos, sobre todo, excitar y provocar odio y disputas entre obreros y campesinos".

La voz del muerto

    Tal dice, entre otras cosas de odio envenenado, el Protocolo de 1919, encontrando en la bolsa de un cadáver, como si el muerto, arrepentido, hubiera querido hablar y prevenir al mundo de las catástrofes que lo amenazan.

    Ahora bien, alma de ese Comité Central y del Protocolo de 1919 son Apfelbaum (Zinobief), Rosenfeld (Kamanef) y Bronstein (Trotsky).

    León Trotsky, tanto en su condición oportunista de bolchevique itinerante y trasconejado, como en su calidad de Eterno Judío, busca la discordia, el báratro y el caos.

    Es dudoso que sepa corresponder dignamente a la magnánima y democrática hospitalidad que nuestro gobierno le ha brindado.

    Por fortuna, nuestro gobierno, hoy más que nunca nacionalista en el más alto sentido de la palabra, sabe y demuestra que no necesita intromisiones exóticas para resolver problemas en que son factores especialísimos el temperamento, el grado de evolución y la cultura del pueblo mexicano.

    Bien lo supo la señora Kolontay, que intentó ser la Malinche del conquistador rojo...

    Bronstein, el circunciso del East Side neoyorquino, en "saliéndose del huacal" corre el riesgo de quedarse "con el hocico pegado a la pared", a las paredes decoradas magistralmente por su oficioso padrino Diego Rivera.

                                                                                                                  José Juan Tablada.

Excélsior, año XXI, tomo I (7203), 5 ene. 1937, 1ª secc.: 5, 7.
 


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