EPÍLOGO PREMATURO...





 
 

    ¡Oh dilecto maestro Hiroshigué!... he aquí que peregrinando contigo por el Tokaido tan amado, muy antes de llegar a la estación suprema, a la Kioto ideal velada por inciensos teologales, me es preciso dejar tu augusta sombra, en medio del camino, en una nocturna encrucijada, brúscamente y a mi pesar!... Y esto sucede cuando para proseguir el viaje, había repuesto en las alforjas los Kibi dango de blanca harina y vuelto a llenar el calabazo en la "Cascada-de-los-dulces-sonidos!"
     De pronto se ha erguido frente a mí, inesperadamente, aquella barrera de los Montes de Osaka,61  donde junto al templo erigido al Poeta Semi Maru se leen aquellos sus versos melancólicos:


 
 
El adiós, la bienvenida,
El encuentro o la partida
Esta barrera verá,
Del que parte a tierra extraña
O retorna a su cabaña...
De quien llega y quien se va...! 62 



 
 
 
 
 
 
 
 
 
61. "Au saka", más propiamente, el "Cerro del encuentro".
62.  "Kore ya kono
        Yuku mo kaeru mo
        Wakarete wa
        Shiru mo shiranu mo 
        Au saka no seki"
 

 

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