En varias obras de Hiroshigué perduran aquellas visiones de los magníficos cortejos feudales.
   Además de en la primera página del Álbum pequeño del Tokaido, el mismo asunto está desarrollado en un grabado tríptico de mi colección, que el catálogo, sumariamente, describe así: 

    —Toto Nihonbashi Guioretsu. (Procesión del puente Nihonbashi en Yedo). Gran cortejo feudal sobre el enorme puente; en el canal numerosas barcas; en la ribera las filas de alhóndigas; más allá los torreones de triples techumbres del castillo shogunal y en último término, detrás de sinuosas colinas, la egregia cumbre del Fuziyama.
    Luce este grabado tríptico, en cada una de sus hojas, la firma magistral; el marbete del grabador y un sello redondo inscrito con el aratamé y una fecha zodiacal dudosa (1859).
    Asunto análogo es el de una pintura del maestro, cuya copia en minucioso facsímil tengo frente a mí.
    En la curva de un camino, tal vez el Nakasendo, rodeando una vertiente montañosa coronada por dos pinos gigantescos, avanza el cortejo, a cuya vanguardia van los cofres del tesoro y los palafrenes guerreros. Sigue el norimon señorial en hombros de cuatro portadores, entre samurayes de dos sables, y volteando por la ladera que los semioculta, distínguense más arcones, lomos de bestias de
 
 
 
 
 


 
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