El año de 1830 aparece
la primera edición de la obra más popular de Hiroshigué,
la bella y pintoresca serie de paisajes titulada: Tokaido Goshiusan
Tsuguí o Las 53 Estaciones del Tokaido.
Tokai en lengua Kango o sínico-japonesa
significa lo mismo que en idioma yamato o japonés la frase jigashí
no umi, es decir: mar oriental. Tokaido es, pues, el camino del mar oriental,
la más vasta y transitada de las rutas imperiales que, tendiéndose
entre el litoral y las vertientes montañesas, en una longitud de
quinientos kilómetros une a las dos grandes metrópolis Tokio
y Kioto o Yedo y Miako como se llamaron antaño.
Ninguna empresa pictórica
debía manifestar tan cabalmente el genio de Hiroshigué con
sus caracteres pintorescos y populares como la descripción gráfica
de aquel vasto y populoso camino real que de una a otra urbe, corre entre
el doble encanto del mar y de la montaña, ostentando ante el peregrino
embelesado los más imprevistos y cautivadores aspectos de comarcas
boscosas y de horizontes marítimos.
Sombreada por añosas
y altísimas criptomerias o plantada de pinos cuyos brazos nudosos,
retorcidos y casi rampantes parecen modelados por el eterno embate de las
ráfagas del océano, el Tokaido muestra a la vez, como el Japón
mismo, serenidades nemorosas y aspectos trágicos... El terral deshoja