Es, pues, una dinastía
pictórica la de los "Toyo", como lo son la de los nobles y
arcaicos Fushivara, la de los "Soga", la ilustre y numerosa de los
Kano, la de los Tori-i, la de los Hanabusa, la de los "Hoku", que
fundó el formidable y universal Hokusai.
Haber sido maestro de Hiroshigué
Ychiriusai, no fue el único mérito de Toyohiro Ychiriusai.
Ilustró el Yehon
Yedo Meisho o "Libro de los sitios célebres de Yedo", el Jiusanban
Kyoka Awasé o "Trece parejas de Poetas;" el Yehon Adzuma
Waraba, "Libro de los Niños de Adzuma" y varias novelas de Kioden,
escritor que floreció entre los siglos XVIII y XIX, y que fue un
François Villon por su vida aventurera y sin escrúpulos y
un Montepin en su género novelesco.
Tuvo, asimismo, Toyohiro dos
señaladas distinciones: la de ser colaborador del gran Toyokuni
en la ilustración del Otogui Kanoka, miscelánea de
cuentos alegres para quitar el sueño, y la de ilustrar, como Hokusai,
obras del sin rival novelador Bakin, el Shakespeare28
japonés.
Las estampas de Toyohiro fueron
tan populares en su tiempo, época excelsa del cromoxilograbado,
como las de sus contemporáneos pintores.
"Los asuntos de sus estampas,
dice Tei San, se asemejan bastante a los de Utamaro. Aquí una merienda
al fulgor de las linternas y a los sones del shamisén de las gueishas,
sobre una de esas terrazas que avanzan en el mar, tan amadas por los