![]() |
![]() |
FICHA CATALOGRÁFICA
7. Koro.
José Juan Tablada.
28 de agosto de 1900.
Boceto a lápiz y acuarela sobre papel bond grueso.
9 3/4 x 5 1/8"
[Ext. inf. der. ms. tinta: "Koro / Pebetero del culto budhista / Agosto 28/900". Dobleces, rasgaduras y borronaduras. Al reverso: Dos retratos (caballero y marino). José Juan Tablada. Sin fecha. Acuarela sobre papel bond grueso.]
NOTA
José Juan Tablada salió de la ciudad de México en tren hacia San Francisco el 14 de mayo de 1900, y de ahí se embarcó rumbo a Yokohama en junio de 1900. Su regreso de Japón a México, por la misma ruta, ocurrió aproximadamente en febrero de 1901. Desde su visita al Golden Gate Park, en San Francisco, Tablada anuncia que lleva sus útiles de acuarela ("Hacia el país del sol: Sitios, impresiones, episodios", en Revista Moderna, 1ª quincena de julio de 1900). Los dos retratos (caballero y marino) pueden haber sido realizados tanto en San Francisco como en Yokohama.
En la crónica "Sitios. Episodios. Impresiones", segunda de la serie "En el país del sol", el poeta hace una afirmación sugerente respecto a la acuarela del pebetero:Una calle japonesa es el lugar más propicio para los estudios de un acuarelista. En el Japón, en Yokohama por lo menos, las calles están limitadas en ambos lados por los costados de los pequeños bloques o manzanas, y mientras las habitaciones forman la parte superior de las casa, los pisos bajos están casi invariablemente ocupados por tiendas de todos géneros, desde la joyería en cuyas vitrinas horizontales como pupitres se alinean las obras maestras de la plata repujada y del esmalte cloisoné, hasta la mercería llena de nonadas, hasta la tienda de curiosidades, donde se admiran los cascos, los sables, los férreos abanicos de guerra y las armaduras ecuestres de los daimios feudales y de los belicosos samurai. El que ahí entra, por indiferente que sea a las maravillas del arte humano, tiene que sentirse posesionado por el vértigo del bibelot [Revista Moderna, 1ª quincena de septiembre de 1900].Quizá Tablada dibujó el pebetero en aquel momento. Este objeto, ligado a los ritos japoneses, captó su atención en la ceremonia descrita en "Un entierro en el Japón":La ceremonia había principiado; algún rito misterioso se desarrollaba más allá en el fondo oscuro, cruzado por las líneas complicadas de la perspectiva arquitectural... Algún rito que los ojos de los mortales debían ignorar y de cuyo arcano sólo percibíamos los hálitos del incienso que ardía en innumerables pebeteros y un extraño rumor de angustiosas plegarias, cuyas frases imploradoras subrayaba la sonora y persistente vibración de los gongs invisibles... [Revista Moderna, 1ª quincena de noviembre de 1900].La misma imagen ritual del pebetero se halla en la crónica "Cha-No-Yu", dedicada a describir la ceremonia japonesa del té, durante la cual Tablada presencia una serie de actos artísticos: "Del seno de los ardientes pebeteros, subían lentamente, o se tendían con lacias ondulaciones las azules nébulas del humo perfumado, velando las suntuosas figuras de las 'gueishas', con indecisiones de ensueño..." (Revista Moderna, 2ª quincena de diciembre de 1900).
RMS