I. Estudios de crítica literaria
 
 
Examen somero de algunas leyendas del Popol Vuh
 
A don Francisco de Gamoneda, hidalgo amigo:
ex corde
 

    El americanista francés Hyacinthe de Charencey publicó en 1866 un folleto intitulado Afinidad de algunas leyendas americanas con las del mundo antiguo. (1) Entre ellas cita una "que se relaciona a la vez con la del diluvio y con la narración bíblica, a través de Europa. Según ya no sé cuál -agrega- de las tribus de América del Norte, el Noé americano soltó al cuervo, que no regresó, o regresó demasiado tarde.

   En castigo de su falta, su plumaje, que era tan blanco como la nieve, se ennegreció al instante".

    Charencey compara con ese mito etiológico "el capítulo de la Metamorfosis de Ovidio donde se trata de Coronis. Esta amante de Apolo fue culpable de infidelidad y la corneja informó al dios de su falta. Fuera de sí por la cólera y el dolor, Apolo ennegreció al instante el plumaje, blanco hasta entonces, del ave indiscreta".

    "Es evidente -añade Charencey- que la leyenda latina y la leyenda india han sido tomadas de la misma fuente. Pero la última ha conservado mucho mejor su sello primitivo. Se relaciona con los más viejos recuerdos concernientes a los tiempos que siguieron al diluvio. Por el contrario, el relato de Ovidio no le llegó sino arreglado por los poetas. Con nada se relaciona, y sirve simplemente de ornamento a la historia de los amores de Apolo".

    La referencia a las Metamorfosis es errónea: no fue castigada la corneja por Apolo, sino el cuervo: Corvus fit ex albo niger. (2)Es el cuervo quien le lleva el chisme de haber visto a Coronis en brazos de un joven tesaliense. Apolo traspasa con una flecha a la infiel, la cual moribunda, le declara que iba a ser madre. El "rubio dios" se arrepiente de su arrebato y “maldice al ave que le ha revelado la falta de Coronis". Y "el cuervo, que esperaba la recompensa de su fiel relato, dejó de figurar, por orden de Apolo, en el número de las aves que se distinguen por la blancura de su plumaje":
 

Sperantemque sibi non falsae praemia linguae
Inter aves albas vetuit considere corvum.
    Como se ve, la exactitud en la referencia hubiera reforzado el valor probatorio que Charencey encontraba en la comparación con la leyenda americana.

    La confusión de la corneja con el cuervo se debe a que en el episodio interviene también la corneja, metamorfoseada de doncella en ave, mas no por castigo sino como favor de Palas, que así la salva de ser violada por Neptuno: "Sólo una virgen tuvo piedad de una virgen y vino a socorrerme".

    Seducido por la analogía que encontraba entre ambos ennegrecimientos, Charencey fundaba en ella, y en otras semejantes, su hipótesis de que "por el Atlántico -esto es, procedentes de Europa-, más bien que por el Estrecho de Behring, parecen haber llegado los primeros habitantes del nuevo mundo". La teoría no resiste al análisis, y es superfluo rebatirla. En tiempos de Charencey solían hacerse -cfr. Brasseur (de Bourbourg), Le Plongeon, etc.- tales divagaciones sobre el origen de los pueblos americanos. Hoy, no tienen valor alguno.

    En una nota a su interesante libro Les contes populaires, (3) Gedeón Huet asienta con prudencia: "Los relatos, no importados recientemente, de los aborígenes de América, que presentan innegables analogías con los cuentos del mundo antiguo, constituyen un problema difícil de resolver y que aquí únicamente podemos señalar". Pero la lógica muestra que las dos hipótesis plausibles en este caso, son: o transplante después del descubrimiento de América, o similitud de creación en una y otra parte; el propio Huet recuerda el "principio fundamental de la etnografía: que el espíritu humano es esencialmente uno".

    Son muy escasos los textos en que las leyendas y mitos precolombinos han llegado hasta nosotros. Quizás el principal de ellos sea el Popol Vuh que recoge, exentas de influencias europeas, las tradiciones de los indios quichés, de Guatemala. "Para quien esté familiarizado con los mitos nativos americanos -dice Brinton-(4) éste lleva innegables marcas de su origen indígena". Resulta, pues, interesantísimo comparar los mitos y leyendas ahí contenidos con los de otros pueblos.

    Con motivo de la traducción que en 1926 hice, en unión de Miguel Ángel Asturias, de la versión francesa del Popol Vuh, (5) obra del profesor Georges Raynaud, y como preparación de una tesis -que azares diversos dejaron en proyecto- para obtener el diploma de la Escuela Práctica de Altos Estudios, de París, comencé a tomar notas sobre el folklore en el Popol Vuh. Alcancé a reunir un centenar de papeletas. Utilizaré aquí algunas.

    Es muy probable que el estudio metódico de las leyendas y de los mitos etiológicos recogidos en el Popol Vuh, revelaría, en varios de ellos, una aportación maya -el caso inverso también se encuentra, como vamos a ver-, y azteca en algunos otros. El Prof. Raynaud aventura este último criterio a propósito del episodio de Tamazul: "Este nombre náhuatl del sapo junto al nombre quiché indica quizás el país de origen de este cuentecillo". (6) Sin embargo, Brinton opina (7) "que las semejanzas o la identidad ocasional entre mitos quichés y aztecas son únicamente superficiales, producidas por un limitado pero largo y continuo trato entre los dos pueblos, y que las principales y fundamentales concepciones de la mitología quiché no indican fuente azteca o tolteca, sino, firme y decididamente, los mitos y la lengua puramente mayas". Cita, no obstante, alguna "probable infiltración azteca".

    Entre determinadas leyendas quichés y mayas se advierte estrecha analogía, a pesar de las variantes. Me limitaré a comparar ciertos episodios de la del Maestro Mago y Brujito en el Popol Vuh (8) con la del Enano de Uxmal. (9)

    A propósito de lo que Huet (10) llama serie y él secuencia temática, Van Gennep cita en su libro La formation des légendes(11) la opinión de Mac Culloch: "La secuencia semejante de los incidentes es para mí el centro mismo de la cuestión. Un incidente particular puede ser inventado dos veces". Pero una serie de incidentes en el mismo orden, una secuencia temática, es poco probable que se invente dos veces y constituye, por tanto, un indicio de transplante. Van Gennep cita asimismo a Dähnhardt: "La similitud de varios temas prueba siempre sin duda un préstamo".

    La secuencia temática de las dos leyendas puede establecerse así:

    1) Origen maravilloso de los protagonistas. -La madre de los dos Magos es fecundada sine concubitu, por la saliva que una calavera puesta en un árbol le escupe en la palma de la mano. El Enano nace de "un huevo de gallina"; -verosímilmente, debe entenderse: "de pavo"; la variante parece corruptela moderna. Stephens, (12) que escuchó la leyenda "from the lips of an indian", mientras estaba sentado en el umbral de la "Casa del Anano" (sic), menciona simplemente "an egg", sin decir de qué ave;

    2) Alejamiento de la abuela, o de la anciana que pasa por tal, mediante el ardid de agujerear el cántaro que va a llenar de agua. -Maestro Mago y Brujito quieren permanecer solos en casa de la abuela. A este fin derraman el agua del cántaro. "Nuestras bocas están verdaderamente secas. Id a buscar nuestra bebida, dijeron a la abuela". "Sí, dijo ella, saliendo". En seguimiento de la abuela envían al Mosquito, el cual, "fue al borde del río; al instante agujereó el fondo del cántaro de la abuela, y el agua se derramó por el fondo del cántaro; ella trató de tapar el fondo del cántaro pero no pudo". De esa manera la mantienen alejada de la casa. Idéntico ardid emplea el Enano. La vieja hechicera en cuya morada vive éste, en Kabah, y que le hace pasar por su nieto aunque no tiene con él parentesco alguno, sale a buscar agua; pero el Enano ha agujereado el fondo del cántaro, y la vieja no puede llenarlo por más agua que le echa. Así logra el Enano quedarse solo en la casa.

    3)Descubrimiento de objetos escondidos, durante la ausencia de la abuela. -La Rata, enviada por Maestro Mago y Brujito, recoge en el techo de la casa la pelota y demás objetos para jugar que allí escondió el padre de los gemelos, y se los da a éstos; con ellos vencerán a los jefes del Xibalbá. El Enano, en ausencia de la anciana, remueve las piedras que forman el hogar, aparta las brasas y la ceniza, y cava hasta que encuentra un tunkul o tambor, de plata, y un zoot o sonaja; toca ambos instrumentos y el sonido llega hasta Uxmal, amedrentando al rey, el cual sabe que cuando suenen terminará su gobierno.

    4) Éxito en las pruebas adivinatorias a que son sometidos los héroes, merced a la ayuda de animales. -Un murciélago dice al Enano cuántos frutos hay en una ceiba, enigma que el rey de Uxmal le ha planteado y que él resuelve victoriosamente. En el Popol Vuh, Maestro Mago y Brujito encargan al Mosquito que averigüe los nombres de los jefes del Xibalbá, ante los cuales van a presentarse. El Mosquito les pica sucesivamente; a medida que cada uno de ellos es picado, grita, y el vecino, que será picado después, le llama por su nombre, preguntándole quién le pico. De esta manera el Mosquito oye los nombres, y se los dice a los Magos, quienes, al llegar al Xibalbá, pueden nombrar exactamente a cada uno de sus jefes, venciéndoles por tanto en esa prueba mágica, en la que su progenitor había fracasado.

    Este episodio -sea dicho de paso- es un buen ejemplo del tema que Huet llama "escena de designación" y que se encuentra doquiera. El propio Huet (13) cita un cuento de Madagascar en el cual los tábanos pican en el hocico a las reses que Andrianoro debe señalar en un millar de ellas, ayudándolo así a resolver el enigma que el "dios del cielo" la ha planteado.

    La semejanza de la secuencia temática permite suponer que ha habido transmisión en el caso que venimos examinando. Las diferencias en los episodios se explicarían, a lo menos parcialmente, en función de lo que Raúl Rosiéres, citado por Van Gennep, (14) llamó la ley de las adaptaciones: "toda leyenda que cambia de medio se transforma para adaptarse a las condiciones etnográficas y sociales de ese nuevo medio". El punto ameritaría detenido examen; aquí sólo podemos señalarlo.

    De ciertas particularidades puede inferirse cual es la leyenda original. Maestro Mago y Brujito obran por arte mágica, mientras que el Enano actúa solamente con perspicacia y astucia. Él no sabe que en el hogar están escondidos los instrumentos, ni animal alguno se lo dice, en tanto que la Rata informa a los Magos quichés; pero "como era sagaz y malicioso" -dice Mediz Bolio, que ha adornado la leyenda con las galas de la construcción literaria en su bello libro La Tierra del Faisán y del Venado- "había puesto su atención en que su abuela no se separaba nunca de las tres piedras del hogar, y, cuando iba a salir, lo tapaba cuidadosamente. El Enano quiso saber lo que allí había escondido". (15) Es él, y no el Mosquito, quien agujerea el cántaro. Y si los instrumentos suenan desde Kabah a Uxmal, a cinco leguas de distancia, no es por arte mágica del Enano sino porque ellos encierran arte mágico. En fin, salvo en la dualidad de instrumentos, son una entidad en dos personas. A pesar, pues, de su nacimiento maravilloso y de esos episodios, el Enano está mucho más cerca de la humanidad que los dos Magos, lo cual es signo de que la leyenda maya es más reciente que la quiché.

    Esos episodios del Popol Vuh, así como los demás en los que, ayudados por los animales, intervienen los "dioses engendrados" -como les llama el Prof. Raynaud-, plantean otros interesantes problemas, cuyo examen no es posible hacer aquí. Señalaremos, sin embargo, un par de rasgos:

    a) Son animales inferiores: Mosquito y rata -murciélago para el Enano-, sapo y serpiente en otros episodios, etc., y no, como en los cuentos del viejo mundo, seres más elevados en la escala zoológica: gato, caballo, etcétera.

    b) Los gemelos dan a comer a la Rata para que ésta les traiga la pelota. Esa manera de hacerse propicios a los animales es común a los relatos de esta índole; recordaremos tan sólo, como testimonio de que responde a una concepción universal del espíritu humano, el mito de Melampo, en la Biblioteca de Apolodoro: (16) para averiguar por qué Ificlo no puede tener hijos, Melampo sacrifica dos toros, corta en menudos trozos las vísceras y las da a comer a las aves, a las que interroga. El buitre resuelve el enigma, -que, por cierto, presenta curiosos pormenores "freudianos".

    Los aludidos episodios del Popol Vuh denotan un estado de civilización ya bastante avanzado, pues se conoce el fuego, se cultiva el maíz, se construyen casas, se utilizan el hule y el cuero, se han inventado las cerbatanas y la alfarería, se juega a la pelota. Mas, por otra parte, presentan indicios de alta antigüedad. En efecto, a propósito del cuento más antiguo del que se tenga versión escrita: el egipcio de Los dos hermanos, señala Huet (17) que su tema es muy primitivo y viene de la época prehistórica, porque el héroe es mago de nacimiento, sin haber aprendido la magia; y los animales le hablan para prevenirle o aconsejarle, y él les comprende, cosa que el anónimo autor del cuento parece encontrar muy natural. Ambos rasgos caracterizan la acción de Maestro Mago y Brujito.

    La escasez de espacio nos veda ahondar en esas comparaciones y hacer otras entre leyendas o mitos del Popol Vuh y de diversos pueblos no emparentados con el quiché; la leyenda del Tepoztécatl, por ejemplo, ofrece una interesante secuencia temática, gemela de la que presenta el mito de los orígenes de Maestro Mago y Brujito. Pero lo expuesto bastará para dar testimonio de la opima cosecha que cabe esperar de un estudio detenido y metódico del Popol Vuh, campo feracísimo para los investigadores.
 

 


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