NUEVA YORK DE DÍA Y DE NOCHE
Un genio mexicano.- Oro y diamantes.- Los trabajos de Hércules.- En plena gestación.- La síntesis salvadora.- Hacia el ideal...

Un genio mexicano

    "Un joven genio mexicano, Augusto Novaro, músico y matemático, descubre una nueva armonía, basada en las matemáticas.  Su método es complicado, pero más simple que el de Einstein."

     Escritas por Arturo Brisbane  en su famosa columna, que por ser la más leída en la Unión, paga a precio  de oro la mayor cadena de periódicos, las anteriores palabras han dado ya la vuelta al mundo...

     Y quien quiera saber más no tiene más que ver el Evening Post, el mejor diario vespertino, que en primera plana y a dos columnas publica sobre el joven genio un largo artículo, encabezado con su retrato y teniendo por título "Nuevas armónicas de un mexicano que revolucionarán la música".

     El diario establece en seguida la heroica aventura de Novaro, pues el lector debe estar seguro que se trata de un verdadero heroísmo: "Después de una serie de experimentos llevados a cabo 'durante un período de veinte años', llega a Nueva York un joven compositor mexicano, autor de una perfecta teoría sobre las leyes armónicas, resultado de arduos estudios matemáticos y que en opinión de los expertos que la han examinado está destinada a causar una total revolución en la música."

     Invitamos al lector a reflexionar que aquí las palabras elogiosas no han perdido todavía su valor a fuerza de ser prodigadas... Para dar idea de algo extraordinario no es necesario usar aquí esos adjetivos "estupendo", "maravilloso", "colosal", que en nuestros climas traducen los entusiasmos tan exuberantes como efímeros...

     Cuando aquí se dice que los nuevos métodos de Augusto Novaro van a revolucionar totalmente la música, es porque los técnicos, los especialistas, los árbitros fehacientes han estudiado concienzudamente esos sistemas y meditado en sus lógicos resultados...

     Cuando se tributa a su autor el calificativo de "genio" no se hace a la ligera, sino a sabiendas de que el vocablo implica el talento superlativo...

     Por mi parte llamo "héroe" a Novaro por la rara, por la insólita hazaña de haber consagrado cuatro lustros de su juventud en flor a las austeras tareas de una empresa espiritual...

     ¿Abundan acaso entre nosotros ejemplos semejantes de inflexible carácter y noble desinterés?

     ¿No es una empresa tal digna de coronarse, ya en la meta excelsa, con los esplendores del genio?...

Oro y diamantes

     Y  no digo que Augusto Novaro ha "triunfado", porque entre las muchas palabras falsificadas por nuestra garrulería tropical "triunfo" y "triunfador" son las más meretricias... Con gran fecuencia leo publicados en México pretendidos triunfos de personas que han vivido aquí perfectamente ignoradas, sin dejar más recuerdo que el de algunas cuentas insolutas...

     Junto a esos "triunfadores", que pretenden pasar por la gloria saltando como los monos del circo a través de un aro de papel, el triunfo de Novaro es imperial, cesáreo, porque, como los antiguos imperator, ha entrado a Roma, a la Ciudad Eterna de la Verdad, abriendo una brecha luminosa en la muralla de los prejuicios, derribando las concreciones del convencionalismo que mantenían preso al  espíritu...

     ¡Ni más ni menos!... El lector va a verlo, pregonado por nuestro entusiasmo, que nos envanece, recordando que Goethe lo consideró como la suprema virtud del crítico, rememorando que por ella nos fue dado vislumbrar y proclamar antes que nadie el genio quirúrgico de Aureliano Urrutia,  el poder plástico de Clemente Orozco, el numen poético de López Velarde, la magia deformadora de Covarrubias, la sutileza socióloga de Salvador Mendoza,  entre otros muchos que fuera prolijo enumerar...

     Hoy toca el turno a Augusto Novaro, étnicamente vástago de los césares, latino intrínseco, puesto que su pura sangre del Latium florece en nuestro suelo...

     El joven inventor es hijo de don Augusto Novaro, a quien el periodismo patrio y el comercio nacional deben su exaltación, pues él fue quien le dio valor al anuncio, luchando hace cuarenta años, como hoy lucha su hijo, por destruir convencionalismos y liberar fuerzas latentes...

     Los sabihondos de entonces satirizaban a don Augusto  y reían en sus barbas de lo que creían maniática aberración:

     -¿Conque cobrando "el anuncito", don Augusto?... ¡Já, já!... ¡Pues buena suerte!

     El "anuncito" estaba en verdad tan despreciado, que cualquier reporter (entonces se llamaban "gacetilleros")  escribía un reclamo en primera plana a cambio de un pañuelo de seda...

     El incipiente genio de Spíndola  se anonadaba al descubrir que mientras más grande la tirada de su Imparcial, mayores los gastos y la utilidad menor...

     Fue entonces cuando sobrevino don Augusto y le reveló a Spíndola que en la espesa negrura de la tinta de imprenta se escondían gruesas pepitas de oro y preciosos diamantes negros ... ¡El  "anuncio"!

     Y el anuncio de las máximas fuerzas de la sociedad moderna nació y medró, dándole a la aventura periodística vitalidad económica, fuerza hercúlea, prestándole al comercio estímulo industrial y abriéndole francas vías y extensas comarcas a la distribución de los productos...

     Don Augusto Novaro fue, pues, en México, el padre del Anuncio, enorme fuerza económica, y aunque eso le bastaría para ser benemérito, fue, además, padre de otra fuerza mayor aún, porque está en vías de estremecer al mundo, la fuerza espiritual que encarna en la apacible pero inquietante persona del inventor Augusto Novaro, a quien hoy Nueva York saluda como a un genio...

Los trabajos de Hércules

     Es tiempo ya de que razonemos el entusiasmo y traduzcamos las metáforas en hechos concretos...

     Demos primero una idea de la insólita hazaña de un carácter, de los ímprobos y hercúleos trabajos, de la abnegación que sacrificó los mejores años de la adolescencia y la juventud a austeras y desesperantes labores... ¡Qué heroico temple el de este mozo robusto y pleno de vida, de impetuosa sangre latina, caldeada por nuestro sol de oro, solicitado por todas las seducciones de nuestra vida fácil, que cuando el carnaval pasaba bajo la ventana de su laboratorio, la cerraba a las músicas y a los perfumes, al capitoso reír de las mujeres y a la inebriante fragancia de los vinos, para recluirse más y más en el árido análisis, sin posible síntesis, en las experencias sin cesar frustradas; en el problema que siempre se cuajaba en el total negror...

     De 1904 a 1910 cursa el estudiante solfeo y piano y se inicia en las meditaciones que durante otros 20 años habían de hundirlo en abismales honduras, apenas alumbradas por los relámpagos, quizás fuegos fatuos, de la fugaz intuición...

     En la siguiente década, 1910-1920, estudia piano y armonía, y dedícase a la composición, y aquí se inicia la tragedia, que intimando para otro cualquiera la derrota, usada por Novaro se convirtió en triunfo...

     En el curso de sus trabajos, comenzó a hallar serias dificultades técnicas, que los tratados de armonía en vez de aclarar complicaban en marañas de exasperantes contradicciones...

     Fue entonces cuando, sin descorazonarse ni darse por vencido, Novaro volvió a empezar, dedicándose a la investigación científica de la música.

     ¡Emprendió el más riguroso estudio de la acústica, mas creyendo que así encontraría el camino arduo pero firme, sintió de pronto que el suelo se hundía bajo sus pies!

     No sólo no encontró tratados que establecieran la vital e indispensable relación entre la física y la música, sino que descubrió el hecho desconcertante, por monstruoso, de que los principios establecidos en la teoría no eran aplicados en la práctica, sino que sufrían las más arbitrarias alteraciones...

     ¡Reinaba el caprichoso empirismo donde debía imperar la exactitud científica!

En plena gestación

     Siguieron, para organizar aquel caos, especulaciones analíticas, con el fin de valorizar intrínsecamente los sonidos y hallar la expresión matemática de sus relaciones.  Éstas, respecto a los intervalos, fueron estudiadas, implicando la investigación de los números en sus relaciones con la armonía y con la física.

     Hubo también que precisar la posición matemática de las subdivisiones, abarcando con los sistemas conocidos otros no estudiados aún...

     Imponíanse entonces la experimentación y comprobación práctica de los frutos del análisis y fue preciso construir instrumentos para reproducir las subdivisiones obtenidas por los cálculos, pero la fabricación del instrumental requirió la previa de máquinas exactas y precisas.

     Los instrumentos comprobaron objetiva e irrecusablemente los cálculos abstractos, afirmaron las bases de la Teoría Musical Novaro y demostraron la imperfección y deficiencia en la actual afinación del piano y de otros instrumentos, para remediar la cual y servir como patrón infalible fue inventada la caja de afinación, que es, además, índice y canon para el sistema temperado en general...

     Después de esas absorbentes y complejas actividades matemáticas, físicas, filosóficas, musicales y materialmente constructivas, Novaro, en 1924, publica su libro Teoría de la música, que provee a ésta de una base inconmovible y al músico de una ley inviolable para enlazar los sonidos dentro de un vasto campo científico, mostrándole las vías para dilatar los horizontes en las regiones musicales de un futuro preñado de prodigios...

     Dentro de la forzosa concisión de esta crónica, que no puede usar tecnicismos, ni extenderse demasiado, el lector habrá distinguido los excepcionales caracteres de esta empresa, que ha rendido a su autor triunfo legítimo...

     Toda una juventud que abdica de sus fueros y renuncia a placeres y satisfacciones por consagrarse a oscuras y áridas tareas...  Una fe superhumana en un ideal que al nacer era inaccesible y remoto aunque hoy, ya en su cenit, alumbre como un sol...

     ¡La consumación de un enorme trabajo intelectual y físico, a lo largo de veintisiete años, sin un desaliento ni una duda, ni un centavo... pues hay que establecer aquí la conmovedora circunstancia de que Augusto Novaro es un obrero, linotipista de El Universal, y que llevó a cabo sus ciclópeos trabajos de inventor al margen de sus tareas diarias, santificando así los precarios ocios de su vida de proletario!

La síntesis salvadora

     Toda innovación, así sea para la humanidad benéfica y redentora, tiene una fase inicial de necesaria destrucción al batir los errores y las deficiencias donde se agrupan y se atrincheran los intereses creados.

     El invento de Novaro, destinado a arrasar errores que, acumulados durante centurias y milenios, forman ya una montaña, debería sufrir esa reacción y suscitar oposiciones en proporción a su vasto alcance universal, pero la nueva teoría de la música, que, como Minerva, nace armada, es tan exacta, tiene tal fortaleza y luminosidad diamantinas, reúne en un haz tan sólido las virtudes de las ciencias y del arte, que a un mismo tiempo provoca y triunfa y simultáneamente desafía y vence.

     Sin duda el genial invento tiene tal fuerza incontrastable porque, como las máximas conquistas del espíritu, "es una síntesis".

     Arranca del cielo, en él tiene sus raíces y hacia nosotros se inclina como una gran flor sideral que fuese una estrella errante, volcando su corola plena de polen, de luz y de verdad...

     Sí, es un invento, una síntesis, y, como tal, arraiga plenamente en la región espiritual que Platón llamó de los arquetipos.

     Sobre los físicos que no vieron en la música sino materia científica cruda, normándola con leyes inasimilables para el arte; sobre los matemáticos, que al estudiar la música en abstracto, jamás consideraron el punto estético, y, por fin, sobre los músicos, que ignorando o desdeñando a la ciencia, sólo contaron con la inspiración individual y contingente, sobrevino Novaro y estableció entre los tres elementos disociados y ajenos, entre la ciencia abstracta, la ciencia física y el arte musical, el supremo acorde, la perfecta conciliación, la síntesis salvadora!

Hacia el ideal

     Con la nueva oleada de entusiasmo que no hemos de reprimir, mencionemos con beneplácito a Carlos Chávez y al Comité de Maestros encabezado por Luis G. Saloma, por haber sancionado y adoptado oficialmente en sus efectos inmediatos la Nueva Teoría Novaro, demostrando así ágil inteligencia y plausible solidaridad en obras que honran a la patria, y demos también como muestra de los laureles que una primavera propicia comienza a hacer brotar para Novaro algunos hechos elocuentes y rigurosos:

     Están profundamente interesados en la Nueva Teoría Novaro el decano de este profesorado musical, Walter Damrosh, de la famosa escuela Juliard; Leopoldo Stokowsky, ya bien conocido en la patria; Gerard Warburg, famoso celista, hijo del banquero Félix Warburg; Henry Corwell, compositor y musicólogo de gran fama; el profesor Surette, de la Universidad de Harvard; J. Seeger, de la Academia Juliard, y Claudio Bragdon, filósofo y esteta, que al escribir sobre la Teoría Novaro dice: "Tiene la rara y simple belleza de lo inevitable..."

     Las fábricas de pianos que han aprobado y adoptado el sistema de temperamento perfecto, fundado en la teoría, son : Harman and Peck, Piano Co., Knabe Piano Co., Cristman Piano Co., la Baldwin y la Steinway.

     Las demostraciones públicas que, alterando en honor del nuevo invento la costumbre de programas previos, se han celebrado hasta hoy, han sido el concierto en el Town Hall de la célebre compositora vascongada Emiliane de Zubeldia, y el que en el Barbizon-Plaza dieron a dos pianos los maestros Josef Lhevine y Harold Bauer...

     De los críticos, alguno hace constar que Novaro ha destruido la ley física de los beats o batimentos y la que excluye esos beats de la relación 2/1, comúnmente llamada "la octava"; otro admira cómo Novaro ha hecho realizarse en la práctica la teoría de la exacta igualdad de intervalos dentro de una octava perfecta y cita la intimidante fórmula (raíz 12ª de 2); otro, por fin, asegura que junto a la inefable música futura que Novaro hace posible, la que hasta hoy hemos oído es sólo... ¡una caricatura!

     Y es tiempo de concluir... Mañana, cuando el éxito que ya surge, se defina en consagración, contaremos la novela de Novaro, el lado romancesco y cautivador de su gloriosa aventura...

     Proclamemos hoy su triunfo legítimo, y tan real, que vuelve a insinuarse en mi conciencia el deslumbrante cortejo cesáreo, teniendo como protagonista a este mexicano hijo del Latium...

     ¿Lo dudáis?...  ¿Desconfiáis de mi entusiasmo?...

     Ya habréis visto el brote de los laureles; ya os he dicho que este imperator de comarcas espirituales abrió brecha en la muralla de los prejuicios seculares y pasa por ella hacia la Ciudad Eterna de la Verdad...

     Ved en su cortejo aherrojadas a las fieras de los prejuicios de todos los climas...  ved irradiar en su diestra el cetro de la síntesis lograda... Ved las vastas regiones, el orbe romano que ha conquistado para la música futura...

     Y si queréis un detalle menos épico y más humano, mirad a este tropel de mujeres enamoradas de la juventud y enloquecidas por la celebridad.

     Y ved cómo en vano quieren enlazar y detener al joven triunfador, que suavemente las aparta de su camino y prosigue su marcha con los ojos de águila fijos en el sol de su ideal!

         José Juan Tablada.
Nueva York, marzo de 1931.
 
 

El Universal, año XV, tomo LVIII (5265), 29 mar. 1931, secc. "El Magazine para Todos": 3,4.
 
 


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