JOSÉ JUAN TABLADA
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jadas del Mikado recluso en Kioto y del Taikun amurallado en Yedo, poblaba asimismo el gran camino, una variada multitud itinerante, de postas y correos, de mercaderes y de juglares, de hermosas cantatrices ambulantes de la clase paria y de esos bravos aventureros, samurai sin clan ni bandera, positivos caballeros andantes, cuyo nombre, ronin, "hombre-ola", dice bien el carácter de sus vidas móviles y azarosas...
    Lugar de fiestas y placeres, campo de riñas y batallas, camino de comercio y peregrinación, gran arteria de la vida nacional; también a través de la historia japonesa, el Tokaido desarrolla sus "cincuenta y tres etapas" que han ilustrado Hokusai, Hiroshigué y los pintores de otros tiempos. Para los poetas y los autores de dramas líricos, de No, como para los novelistas, el Tokaido es la cambiante decoración de aventuras maravillosas, cómicas, horribles o ridículas. El viejo Japón colocaba allí las danzas y los versos encantadores de su Manto de plumas;48 el Japón moderno instala su novela picaresca y rabelesiana de Hiza Kurigué49  las truhanerías y los encuentros de dos hampones, Yajirobei y Kidahachi en su viaje de Tokio a Kioto.50

    Tal es, a grandes líneas, el imperial camino del Tokaido, en cuya iconografía y a pesar de obras tan
 
 
 
 
 

48. Uno de los dramas líricos que en la literatura japonesa se conocen con el nombre genérico de Nou-No-Utaji; su acción pasa en la playa de Mio, provincia de Suruga, al pie del Fuziyama.
49. Obra del popular novelista Jippensha Ikú, publicada en doce partes entre los años de 1802 a 1822.
50. Louis Aubert. Paix Japonaise. Routes japonaises. Paris. 1906.

 
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