JOSÉ JUAN TABLADA
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    La multitud se tranquilizó, y la moza satisfecha de la curiosidad que sus palabras provocaran, se alejó halconeando y sonriendo a los transeúntes.
    —Si el fuego está cerca del palacio de Edzu, comentó un ventrudo comerciante, pronto concluirá. Ya deben estar allí todas las hikeshi-gumi12  de Yedo. Y sus manos rechonchas, por hábito profesional, jugaban nerviosamente con las cuentas de su pequeño ábaco o sorobán.
    —Pero el fuego no respeta a los daimios, objetó un mercader de insectos musicales, con sus minúsculas jaulas de grillos a un lado, de las que surgía cristalino estridor, agreste vibrar de campánulas de plata. Y hace años, cuando el incendio causado por el Fantasma de la túnica de las largas mangas13, el mismo señor de Edzu fue una de las víctimas. Para el fuego lo mismo son los daimios que los etas...
    —Pues con tal que mi querida Komurasaki, esté ilesa y que el shin Yoshivara se salve, dijo un mancebo afeitado como un actor, que se quemen todos los...
    Pero no pudo seguir. —Un nuevo reflujo de la multitud, impelió al grupo que se había estacionado y los clamores acompasados de ¡Kuaji gá! ¡Kuaji gá! volvieron a alternar con el repique renovado de las campanas de alarma. Casi al mismo tiempo asomaron, culminando sobre las cabezas de la multitud y acercándose velozmente, extraños objetos erectos como banderas y formados por esferas y conos, estampados de jeroglíficos y orlados de grandes flecos.
 
 
 
 

12. Brigadas de bomberos; hikeshi: bomberos.
13.  Nombre popular y legendario del famoso incendio que arrasó una gran zona de Yedo hacia el año de 1835.

 
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