La Reina de Saba — desnuda cual
Lady Godiva — y crudamente pintada — como en las acuarelas infantinas —
amazona peregrina — en un caballo de baraja — doctor en el "rentoy" — rumbo
a los gallos de la Gran Feria de Lagos — (lagos de bermellón — surcados
por garzas y patos — absolutamente paradisiacos) — noches tachonadas de
fuegos artificiales — de todos colores — flores frutales entre zodiacos
de plata — sobre la noche de negra laca
Y en todo el horizonte crepuscular el brillo
¡Único de una manta de Saltillo!
Oh hemisferio
De cóncavo júbilo y pueril misterio,
Nao de China
Flotando en el agua de la tina
De la hidroterapia sabatina;
Presea de mi niñez
Te llevará la testa mía
Como una fez
A un futurista baile de fantasía;
Policroma fiesta
Yuxtapuesta
A ésta
Testa
Con tus animales
De ojos angelicales
Tus venados azules
Y tus flores frutales!
Flora que kaleidos — copió
— en sus dechados mi abuela y vislumbró — mi ojo infantil — al través
de una almendra del candil...
Oh crátera del super-tinacal
Tinta en zumo de vides mexicanas,
Coróname las canas
Y disuelve mi esplín septentrional
En cabal
Ímpetu Dadá
¡Oh, la, la!
¡Ja, Ja, Ja!
¡Jícara de Olinalá!
New York, Sept. 15, 1920.
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