Acerca de Gutierre de Cetina







Gran huroneador de archivos fue don Francisco Rodríguez Marín, y el destino premió su constancia deparándole el hallazgo de no pocos documentos que han ayudado a desentrañar enigmas de la historia de España. Nada menos que ciento veintidós acerca de Cervantes, hasta entonces inéditos, público con notas en 1914; y con anterioridad había obsequiado a don Cristóbal Pérez Pastor, meritísimo investigador asimismo, con la copia de otros doce hallados por él. Sobre escritores españoles de los siglos XVI y XVII también encontró abundante documentación, parte de la cual insertó en 1919 en el Boletín de la Real Academia Española, en 1923 la reunió en un volumen.

    Cúpole en suerte uno de esos hallazgos que bastan a colmar de satisfacción la vida de un erudito; en 1905, en el Archivo General de Indias, de Sevilla, dio con el proceso seguido en Puebla y en la Audiencia de México contra Hernando de Nava, por las heridas que en la noche del 1° de abril de 1554 le causó al poeta Gutierre de Cetina, cuatro siglos se cumplirán mañana, de fecha a fecha, y no exactamente de día a día porque ha de tenerse en cuenta la reforma del calendario en 1582. Rodríguez Marín, en el citado Boletín y en su libro, publicó in extenso todo cuanto en el proceso tiene interés informativo, y extractos o resúmenes de lo demás. Don Francisco A. de Icaza reprodujo las principales actuaciones en su ameno y docto libro intitulado Sucesos reales que parecen imaginarios, de Gutierre de Cetina, Juan de la Cueva y Mateo Alemán.

    Afirma ahí el sapiente erudito mexicano que poco o nada habría que añadir al estudio de Gutierre de Cetina si quienes acerca de él han escrito hubiesen efectuado "las investigaciones biográficas y esclarecimientos críticos que de su saber y diligencia eran de esperar". Como no fue así, aún quedan abundantes lagunas en su biografía, a pesar de haber sido colmadas otras varias por la sagacidad de los investigadores. Icaza no concede importancia a esas lagunas, pues afirma: "Podemos saber ya cuanto de interesante ofrece la vida de Cetina; los detalles vulgares que se ignoran nada cambiarían de su personalidad, dado caso que se diese con ellos alguna vez, y, no obstante, hoy como ayer, el poeta sigue siendo únicamente Cetina el del madrigal. Ésta es una de tantas advertencias como la realidad impone. Cuatro o cinco versos desfigurados o corregidos por el recuerdo popular viven y perduran, mientras se olvidan los más presuntuosos poemas, para la burla y escarmiento de vanidades literarias". Holgaría precisar que la expresión "cuatro o cincos versos" vale ahí por "unos cuantos"; el admirable tiene diez.

    En 1895, don Joaquín Hazañas y La Rúa publicó en Sevilla una utilísima obra en dos tomos donde resumía lo que de Cetina sabíase entonces, y recopilaba cuanta producción suya era conocida: "Doscientos cuarenta y cuatro sonetos -dice don Ernesto Marimée en su Compendio de historia de la Literatura Española-, de los que muchos están dirigidos nominalmente a contemporáneos más o menos ilustres; once canciones, diecisiete epístolas, interesantes por los detalles bibliográficos, y una anacreóntica, de las mejores escritas en España". Además, el madrigal por antonomasia, y otros cuatro. Don Narciso Alonso Cortés, en sus interesantes Datos para la biografía de Gutierre de Cetina, publicados en el susodicho Boletín, número de enero-abril de 1952, opina que son de Cetina algunos de los poemas incluidos por Hazañas en su recopilación. Don Lucas de Torre ha corregido el texto de varios y ha dado a conocer, así como don Rafael Lapeza, otras poesías inéditas.

    En prosa escribió cetina un humorístico Diálogo entre la cabeza y la gorra, aquélla de poco seso, dotada ésta de prudencia. Según Alonso de Cortés, es traducción del italiano; tampoco cree de su pluma la burlesca Paradoja en alabanza de los cuernos, que otros críticos tienen asimismo por traducida de aquel idioma: "es trabajo de no pequeña erudición -dice un comentarista-, pero escrito con tal desenfado y tan abundante en oportunos chistes, muchos de los cuales han tomado de allí otros autores, que su lectura jamás se hace pesada". Cetina tradujo a Ovidio y a otros latinos, así como a poetas italianos.

    Hazañas incurrió en un error, que Icaza rectifica; pero sus dos volúmenes constituyen el punto de partida de los trabajos ulteriores.

    El poeta fue un hijo primogénito de Beltrán de Cetina y de su esposa Francisca del Castillo. Era de familia acomodada y de limpio abolengo. Tuvo cinco hermanas y tres hermanos. Como en su tiempo el uso de los apellidos era de todo punto caprichoso, de los nueve hermanos sólo tres, Gutierre, Beltrán y Leonor, llevaron el de Cetina; Mencía usó el de su abuela paterna, Mencía de Alcocer; los restantes se llamaron "del Castillo", Gutierre vino al mundo en Sevilla. Sensatas consideraciones mueven a don Narciso Alonso de Cortés a suponerle nacido hacia 1510, "más bien antes que después". En su mocedad con el nombre poético de Vandalio, alusivo a Andalucía, cantó sus amores, a lo largo de diez años, con una dama no identificada, a la que llama Dórida y que residía en Sevilla. Hacia 1537, fue a Valladolid, donde a la sazón se hallaba el Emperador Carlos V. Allí se enamoró de una dama a la que celebraba bajo el nombre de Amarillida. En 1538 pasó a Italia, y sirvió como militar en misiones de confianza a las órdenes del virrey de Sicilia, don Fernando Gonzaga. Con él participó en la fracasada expedición de Carlos V contra Argel, en 1541, a la que también asistió Hernán Cortés. Guerreó contra Francisco y sus aliados en Alemania, en Bélgica y en Francia. Hacia 1545 se enamoró de la joven condesa Laura Gonzaga, que pocos años después contrajo matrimonio con Juan Francisco Trivulcio. Icaza opina que ese infortunado amor -"sombra de amores", dice el poeta- le inspiró el famoso madrigal. Asimismo, Icaza ha indicado que las voces de "lauro" y "laureado" en algunas de las poesías, sobre todo en una epístola al Príncipe de Ascoli, en otra a la Princesa de Molfetta, aluden a la condesita Laura.

    Cetina retornó a su ciudad natal en 1546. De su residencia en los alrededores de Sevilla data la comedia en prosa, hoy perdida, intitulada La bondad divina, de la que Francisco Pacheco, en el comentario del retrato de Cetina por él incluido en su Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones, dice: "en cuya representación se gastó una gran suma". Añade que el poeta estuvo en México "algunos años e hizo algunas obras y en particular un libro de comedias morales en prosa y verso". No se ha encontrado ese libro.

    Se cree que Gutierre de Cetina vino a México a principios de 1547, acompañando al Procurador General de la Nueva España, Gonzalo López, casado con Antonia del Castillo, hermana de la madre del poeta; el 21 de septiembre de 1546 se le había otorgado permiso a López para hacer el viaje con dos sobrinos suyos. Ya en 1535 habían venido tres: García, Beltrán y Andrés. Después vino Gregorio. Se supone que Gutierre, volvió a España en 1548 y retornó a México en fecha posterior.

    Tuvo amistad con destacados personajes. Hemos mencionado algunos. Mencionaremos asimismo al Duque de Sessa, al poeta Baltasar del Alcázar, el de la jocunda Cena, al virrey de Nápoles, don Diego Hurtado de Mendoza, supuesto autor del Lazarillo de Tormes.

    En torno a su vida la posteridad acumuló errores, y no ha sido fácil allegar datos para desvanecerlos. Vaya una muestra de lo que hace poco más de un siglo se creía saber: don Antonio Gil y Zárate, en el compendio histórico que completa su Manual de literatura publicado de 1842 a 1844,que alcanzó repetidas ediciones, resumía su información biográfica en el siguiente párrafo. "Fue persona muy estimada entre los ingeniosos sevillanos: nació a principios del siglo XVI, abrazó la carrera de las armas y se distinguió en las guerras de Italia; estuvo luego en México, y por último volvió a Sevilla, donde murió por los años 1560".

    Sábese que Gutierre de Cetina fue herido de dos cuchilladas en la cara por Hernando de Nava, quien lo confundió -al menos, eso dijo- con su rival en amores, Francisco de Peralta. Más espacio del que ahora queda disponible requiere la relación del atentado, y hemos de dejarla para otro artículo, tanto más cuanto que se ha puesto en duda -como en él lo explicaremos- que el Gutierre de Cetina herido en Puebla en 1° de abril de 1554 fuese el poeta. No deja de ser significativo que se ignore la fecha, el lugar y circunstancias del fallecimiento de persona tan bien relacionada y principal. Los historiadores modernos de la literatura española discrepan; ¿cómo no habían de discrepar los historiadores? Algunos, tal don Angel Lacalle, anticipan hasta 1557 la fecha, que Pacheco fijaba en 1506. A esta última se atiene don Ernesto Merimée. Don Juan Hurtado y don Angel González Palencia, en su excelente Historia, ponen un prudente signo de interrogación junto a la cifra 1557. Otro pone también Fitzmaurice-Kelly, pero junto a 1554. Rodríguez Marín opina que, murió "antes de mediar el año 1557", basado en al petición de indulto de Gonzalo Galeoto, de la que fue dada cuenta a la Audiencia de México el 5 de junio de 1557; el cómplice de Hernando de Nava le menciona así: "Gutierre de Cetina, difunto".

    ¿Falleció de resultas de sus heridas? Es muy probable, más que por la gravedad de ellas, por la septicemia que pudo producirle el lodo donde cayó al ser herido, cuando no se la produjese la estopa y los huevos batidos que le aplicaron a modo de "curaciones". Más no se explicaría, con esa hipótesis, lo que Pacheco escribió medio siglo después: "Últimamente de su muerte hay diferentes opiniones, pero la más cierta es -¡oh, infelicidad humana!- que se acostó bueno y amaneció muerto, sin saber de qué ocasión, a los cuarenta años de su edad, el de 1560".

    De Cetina dijo el doctísimo polígrafo colombiano don Miguel Antonio Caro que, "es el Homero del madrigal español, no porque hiciese muchos, sino porque nos dejó uno perfectísimo". En verdad, acertó a dar con él voz armoniosa a una queja que ha resonado en innumerables corazones, desque hay enamorados y esquivas. Su gloria es legítima y perdurable.
 
 
 

Marzo de 1954
 


ÍndiceHome