SONETO WATTEAU
 

Manón, la de ebúrnea frente,
la de cabello empolvado
y vestidura crujiente,
¡tus ojos me han cautivado!

Eco de mi amor ardiente,
el clavicordio ha cantado
la serenata doliente
y el rondel enamorado...

¡Ven! El amor que aletea
lanza su flecha dorada
y en el mar que azul ondea,

surge ya la empavesada
galera flordelisada
¡que conduce a Citerea!
 

El Universal, 25 de febrero de 1894, p. 3.
Incluido en la sección "Poemas exóticos" de El florilegio (1903).