CRÓNICA SEMANAL

Torres Palomar, ornamentalista kalogramático

Al recibir la misiva de una dama elegante o la carta de alguna persona de gustos artísticos, ¿no os ha sorprendido ver ese papel timbrado que a primera vista os intriga como ingenioso y bello motivo ornamental y en cuyos ángulos o meandros discernís luego las propias iniciales del signatario de la carta? Pues bien, eso es un kalograma y esta palabra, derivada del griego, significa precisamente esas cifras bellasy artísticas, combinadas armoniosamente, con armonía de curvaso de rectas, que timbran el papel o marcan los objetos de uso personal de las gentes del buen tono, sustituyendo al antiguo y detestable monograma.
    Ahora bien, este asunto es interesante, en primer lugar porque es artístico y está al alcance de una gran mayoría y en segundo porque el arte de los kalogramas es mexicano, se ha constituido en México gracias al ingenio de un artista nacional y fundado aquí será llevado en breve al extranjero, haciendo que el nombre de nuestro país se pronuncie a propósito de algo grato y amable y no mezclado con los tristes episodios de sangre y mortandad a que últimamente suele estar asociado...
    A un pesimista, a quien por sistema se dedique a negar lo que de bueno puede a pesar de todo producir nuestro país, debe parecerle excesiva nuestra afirmación de que el arte de los kalogramas o kalogramático sea mexicano...
    Puede objetarse que ese arte nació con los scriptoria,miniaturistas góticos y ornamentalistas medioevales que en escritura escolástica, lombarda o carolina, se dedicaban a copiar textos ilustres, desde la inicial primera hasta el excipit final en que el cálamo, terminando el abrumador y largo trabajo, escribía triunfante: Deogratias! o Laus Deo!, un jubiloso Feliciter! o un mansoAmen!
    Puede decirse que un manuscrito de Munich, el llamado"de la Abadesa Calígrafo", luce algo que en rigor pudiera llamarse un kalograma; pudiera decirse en fin y esto con mayor razón, que los sellos y formas usados desde hace cientos de años por los artistas japoneses son positivos kalogramas, aunque en rigor y por tratarse de jeroglíficos y no de letras alfabéticas, mejor pudieran llamarse "kalogrifos"...
    Todo esto pudiera decirse para lucir erudición y mala voluntad hacia el ingenio patrio, pero eso y aún más que pudiera añadirse, probaría las fáciles tesis de que nada nuevo hay bajo el sol y que: c'est mieux d'imiter quelqu'unque de planter des choux, pero no destruiría mi aserto.
    El arte de que me ocupo es mexicano porque gracias al esfuerzo intenso y reiterado de Torres Palomar, se ha constituido aquí aunque en diversos lugares haya tenido manifestaciones esporádicas.
    Después de crearlo, Torres Palomar lo bautizó,creando también la palabra que lo designa y ya es harto elocuenteeste detalle para probar la indudable paternidad.
    Ahora, sobre la circunstancia de que este arte interesa a una gran mayoría y tenga aplicaciones mucho menos exclusivas que las obras de gran arte, de arte absoluto o suntuario, aventuramos algunas observaciones.
    Como todo arte aplicado, éste tiene la función valiosísima de tender a ennoblecer la vida de todos los días,dándoles a los objetos íntimos y usuales un atractivo de gracia o de belleza independiente de su carácter utilitario y práctico... Un candelero que sólo tuviera la base para sustentarse y el orificio para recibir la bujía, sería horrible. Un pisapapeles simplemente útil, podría ser una matatena y así todos los objetos indispensables a la vida que sólo cumplieran con su objeto utilitario. El arte por fortuna, el arte aplicado, ha venido a reducir esos objetosde su fealdad positiva y desde el llamador del zaguán hasta los azulejos del fogón pueden asumir, tocados por el dedo del arte, un aspecto de gracia o de belleza. Tanto más grande será éste cuanto mayor lo imprevisto de los motivos, la originalidad de los elementos que integran la combinación, la novedad de la forma o del color... Hay asuntos de ornamentación geométrica o floral que por usados y repetidos hasta la saciedad ya no producen en nosotros emoción ninguna... Hay otros, en cambio, que por inusitados y con tal de que obedezcan a ciertas leyes de armonía, fijan al principio nuestra atención por su rareza y encantan en seguida nuestro gusto por el ritmo que forma a la armonía de color con que han sido arreglados.
    Éste es el caso de los kalogramas de Torres Palomar, que a primera vista intrigan por su originalidad y en seguida cautivan por su ingeniosa estilización, por su sobria síntesis o por los armoniosos tonos que los matizan. Hay también a favor de estas cifras de arte un detalle psicológico. Algún analista ha dicho que un chiste nos hace reír por dos cosas: por la disociación de ideas que entraña y por la pequeña satisfacción que nuestra vanidad reporta al haber penetrado tal disociación. Así, los calembours, las alusiones irónicas, las semejanzas inesperadas en los que como en la obra de arte analizada por Oscar Wilde, la emoción del sujeto activo o creador tiene que ser completada por la emoción del sujeto pasivo o contemplador. El kalograma es un pequeño enigma, un hieroglífico de fácil elucidación; en penetrarlo está esa satisfacción de triunfo que se añade a la emoción estética. Si el kalograma resulta confuso, peca contra la estética, porque difícilmente una cosa complicada es bella y porque al no descifrarlo en vez de una satisfacción experimentamosuna emoción penosa...
    El kalograma es bello y necesario. Si hay que marcar el objeto de nuestra propiedad: papel de cartas, libros; en seres de tocador; mantelería; portezuelas de carruajes, etc., marquémoslos en estilo noble y singular, en donde, si es posible, exista algo de la personalidad del poseedor. Esta última circunstancia la ha logrado también Torres Palomar, que consigue imprimir un carácter particular y justo al sello de una dama elegante, al de un artista y alde un industrial...
    El arte que ha inspirado esta crónica no es, pues, un ejercicio frívolo como a un observador superficial pudiera parecer.
    Además, es un arte respetable, porque su creador, Torres Palomar, ha puesto a su servicio una religiosa intensidad, una consagración constante, un estudio que lo ha hecho consultar los tratados sigilares de los maestros japoneses; los tratados de heráldica, los ornatos cúficos, el grabado en todas sus formas, la química de los colores, la técnica obrera de los tórculos y de las prensas de imprimir...
    Ha trabajado Torres Palomar como uno de esos miembros de la Hermandad prerrafaelita, apóstoles del Evangelio de la Belleza, que el patriarca Ruskin predicó...
    Por lo tanto, no déis fe a ese cartel, a ese affiche en que Torres Palomar se pinta a sí mismo como un bufón soplando pompas de jabón que en el aire, al irisarse, cuajan matizados kalogramas...
    Por ese amable pesimismo todos los actos humanos serían pompas de jabón, y quizá lo sean, pero a los ojos de un renunciamiento budista, que no es criterio para inspirar crónicas juzgando a honrados y meritorios artistas mexicanos...
    Torres Palomar, tras de prepararse concienzudamente a la lucha y pesar sus probabilidades de éxito, parte al extranjero.
    Allí hará sonreír la fina ironía de su affiche; pero su obra será justamente apreciada y los kalogramas, timbrando el papel de los "400 Mrs. Astor", de las mujeres bellas y de los hombres de gusto, no se convertirán en pompas dejabón, sino que (deseo y creo ser profeta) se transformarán en redondos dólares y luises que, sonora y pesadamente, caerán en la escarcela, convertida a su vez en caja fuerte del ingenioso kalogramatista y querido amigo mío, Torres Palomar.
 

José Juan Tablada


 

El Mundo Ilustrado, 18 de enero de 1914,  en Obras VI, pp. 220-223.