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FICHA CATALOGRÁFICA
65. El cilindrero.
Barniz suave y aguada y carbón sobre cartoncillo.
5 1/8 x 6 1/4"
[Dentro del dibujo en el ext. inf. izq. ms. tinta negra: "1931". En el ext. sup. izq. ms. tinta negra: "El Cilindrero", en el ext. sup. der.: "21", en el ext. inf. izq.: "8/50", un poco más abajo: "Barniz suave y aguada", y en el ext. inf. der. la firma de Francisco Gutiérrez.]
NOTA
En sus crónicas de México de día y de noche, Tablada menciona a Francisco Gutiérrez, a propósito de la llegada de Angelina Belof, mujer de Diego Rivera:
Angelina Belof, la excelente grabadora recién llegada de Jalapa, refería a un grupo de amigos suyos la agradable sorpresa que tuvo al encontrar, en un parque de la florida ciudad, a un grupo de pintores, Francisco Gutiérrez, Chávez Morado y otros, empleando sus horas de descanso en coleccionar las hojas caídas de los árboles, observando y anotando sus matices.Francisco Gutiérrez (1906-1943) nació en Oaxaca. En 1929, ingresó en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Junto con Olga Costa, José Chávez Morado y Feliciano Peña fundó, en 1936, la Escuela Popular de Arte, en Jalapa, Veracruz. Dos años más tarde fundó en Taxco una escuela de pintura. Fue profesor de litografía en la Escuela de Artes del Libro y en la de Pintura y Escultura de la Secretaría de Educación.
Este hecho, que puede parecer nimio a los ignaros, es muy significativo. Demuestra la gran conciencia artística de los jóvenes pintores que, estudiando la Naturaleza, por otros desdeñada, tratan de enriquecer su paleta. Demuestra también la consagración paciente al trabajo que tanto efebo arribista quiere suplir con la pura audacia, que sólo a los ignorantes impresiona.
Por lo demás, ese hecho que con razón impresionó gratamente a la muy distinguida artista Belof, tiene en la historia del arte ilustres precedentes.
Hanabusa Itcho enriqueció el arte popular de su época e inspiró a sus contemporáneos artistas, por la riqueza de su gama cromática que adquirió durante un destierro que se le impuso, observando los colores, contrastes y armonías de las alas de las mariposas y los élitros de los insectos que divertían el aburrimiento de su exilio.
Francisco Gutiérrez parece haber logrado ya el fruto de sus disciplinas, pues en sus recientes pinturas, en su mayoría gouaches, que tuvimos el gusto de ver, afirma ya un extraordinario sentido de la luz y del color, entre otras dotes que lo distinguen y lo ameritan [Excélsior, 8 de marzo de 1937].
RMS